El revuelo político que ha provocado la polémica muerte de una decena de burros antiincendios en el Desierto de Las Palmas, en Castellón, ha precipitado la dimisión del director general de Medio Natural de la Generalitat Valenciana, Benjamín Pérez.
La Generalitat abrió un expediente informativo la semana pasada para esclarecer los hechos y presentará además una denuncia ante la Guardia Civil por el fallecimiento de los animales, que formaban parte de un grupo más amplio introducido en este espacio para prevenir incendios.
La consellera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Mireia Mollà, ha dicho en una comparecencia ante los medios que no ha habido una "tutela adecuada" y que la investigación apunta a indicios de "una acción humana".
Según los informes veterinarios, los animales presentaban estrés, pérdida de peso y mordiscos.
Por otro lado, la investigación concluye que hay "indicios" de que la "acción humana" ha podido intervenir en la muerte de los animales, dado que por ejemplo se ha cortado varias veces la valla que los cercaba y también se ha tenido constancia de una denuncia de "amenaza de muerte" a burros de una finca situada a un kilómetro de la de este grupo.
Además, algunos animales se despeñaron en zonas que hacen inviable la retirada de sus cadáveres, según el informe.
La responsabilidad administrativa puede alcanzar también al director del Parque Natural y otros escalafones de la escala administrativa, así como al ganadero propietario de la finca.
UN PROYECTO FALLIDO DE PREVENCIÓN DE INCENDIOS
La Conselleria ha explicado que fue el propietario de los burros, un ganadero, quien solicitó autorización para ubicar los animales dentro de una parcela privada del parque natural para que pudieran pastar en el perímetro del mismo y contribuir a limpiar el sotobosque con el fin de prevenir incendios.
Así, la Dirección General de Medio Natural, a petición del director del Desierto de Las Palmas, concedió dicha autorización y los burros se introdujeron en la primera semana de agosto.
Dos meses después, según la Conselleria, llegaron noticias de que el proyecto no estaba funcionado y que los animales no tenían buen aspecto, por lo que la primera semana de octubre se pidió al ganadero que retirase los burros.
El Grupo Popular en las Cortes Valencianas trasladará a la Fiscalía de Castellón la muerte de los animales y la consellera Mollà ha registrado una solicitud de comparecencia ante las Cortes para informar de lo sucedido.
EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
El asno, domesticado como burro, está en peligro de extinción. A mediados siglo XX había censados en España 675.000 ejemplares, pero a día de hoy apenas quedan 30.000.
REDACCIÓN
ANIMALES DESNATURALIZADOS QUE PIERDEN SU INSTINTO
Nuestro veterinario de cabecera, Nacho Sierra, explica en Madrid Directo las razones por las que los animales domésticos utilizados en tareas del campo, como es el caso de estos burros, necesitan complementar la alimentación natural con aportes que deben ser suministrados por sus cuidadores.
"Los animales desnaturalizados no tienen tanto instinto como el animal que ha vivido en plena naturaleza. Soltar a animales domésticos en un entorno natural puede acabar con su vida”, como ha sido el caso.
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