Un equipo internacional con participación del CSIC ha puesto a disposición de investigadores y empresas el genoma de una planta de tabaco empleada como "granja molecular", que puede ser utilizada en la producción de vacunas.
A la Nicotiana benthamiana, se le puede transferir los genes de la futura vacuna y producirla en grandes cantidades mediante tecnologías agrícolas.
Esta planta es endémica de Australia y comenzó a usarse en laboratorios en 1936 por su extraordinaria capacidad para la generación de vacunas.
Alcanzó gran relevancia entre la comunidad científica cuando unos investigadores descubrieron anticuerpos contra el ébola a través de esta planta.