Antes de cada corrida, hay que llevar los toros a la plaza. Desde el Batán, Eugenio es el encargado de transportar a las reses. "Ahora lo que voy a hacer es meter el camión y luego, después de desembarcar, se hace el reconocimiento de los animales".
A su entrada, el inspector pide la documentación y vigila que todo esté correcto hasta que llega el momento. "Una vez que sale simplemente echamos la puerta, por si se da la vuelta, que no vuelva a al camión".
A los animales les identifican con un número, después se les pesa nada más salir del camión y, una vez la autoridad da el visto bueno, dan puerta al toro. El siguiente paso está en los corrales, donde los veterinarios examinan a cada animal.
Ya en los corrales, la tarea le corresponde a Floro, toda una institución en la plaza. Lleva al frente del corral de Las Ventas desde el 27 de febrero de 1986. En este lugar, les quitan el barro y el polvo que puedan tener.
Asimismo, Álvaro ha jugado aquí desde que era pequeño. Él es el hijo de Floro y se ha venido este mes desde Alemania, donde estudia, a echar a una mano a su padre. Según nos dice, se coge las vacaciones para ello.
Posteriormente, llega el momento de la verdad, el examen res a res. "Aquí entra y entonces le llama la autoridad, el presidente y delegados, para ver si bracea mal, si ve de un ojo o no ve del otro, si pierde la mano, si no pierde la mano".
Si no pasan el examen, el ganadero tiene que llevar nuevas reses a la plaza. Finalmente, han sido cuatro de Algarra y dos de Montalbo los que se van a lidiar esta tarde.