La empresa Sancorganic SLU fue autorizada a finales del 2021 para crear esta plantación y parte de las hectáreas adquiridas ya se han modificado para convertir plantaciones de cereales, como pistachos, en Valdetorres del Jarama. Para ello, ha vallado casi dos kilómetros de terreno en el que se han quedado animales atrapados, entre ellos corzos.
“Poco a poco fuimos viendo cómo iban transformando el terreno con maquinaria pesada y de repente empezaron a vallar toda la zona con valla cinegética, dejando atrapadas a muchas especies: no solo corzos, suponemos que también jabalíes, zorros, conejos...” explican los vecinos.
“Han puesto la valla, el primer paso para arrasar con toda la biodiversidad, toda la flora y fauna va a quedar arrasada para plantar pistachos” es como si fuera el corredor de la muerte, está lleno de huellas de corzo”, señalan los vecinos, que han iniciado una petición en Change.org para recoger firmas.
“Los animales se golpean constantemente intentando pasar de un lado a otro. Lo peor se lo llevan los que se han quedado en el interior, privados de acceso al agua del río Jarama o las crías separadas de sus madres. Los vecinos aseguran que ya han tenido que rescatar corzos deshidratados”, agregan desde Pacma.
Una sucesión de irregularidades
Añaden que la empresa no ha respetado los 100 metros de distancia que deben respetarse por la Delimitación del Dominio Público Hidráulico, que comienza en la línea del cauce del río y forma parte de la Red Natura 2000. “Toda la plantación es un área calificada como ‘de importancia para las aves y la biodiversidad (IBA)’”, indican.
Según la Comunidad de Madrid, “los espacios protegidos Red Natura 2000 forman parte de una red ecológica europea cuya protección y gestión tiene por objeto el mantenimiento o restablecimiento de la diversidad biológica, mediante la protección de los tipos de hábitats naturales y de las especies de flora y fauna silvestres de interés comunitario”. Concretamente, esta área es una zona LIC (Lugar de Importancia Comunitaria) / y ZEC (Zona Especial de Conservación).
“Aparte de aves –águilas, milanos, halcones y otras aves de paso como pueden ser avutardas, aunque estas tienen una zona protegida al otro lado de Valdetorres–, en toda esa zona había muchas plantaciones de cereales; una zona que en primavera, a la izquierda, tiene humedales –por permeabilidad del río– y hay muchas otras aves como patos”, lamenta este vecino de la zona que, a pesar de no vivir en Valdetorres, pasea a caballo asiduamente por el lugar.
Además, por esta área vallada trascurren dos caminos de uso tradicional oficialmente reconocidos en el catastro –unen el Descansadero de la Quebrada y la Colada de Talamanca a Madrid con la ribera del río– que han sido cerrados al paso.
Desde la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid han comentado a Pacma que “no consta aportación de ningún informe de impacto ambiental preceptivo para el desarrollo de las obras” –obligatorio en estos casos– y han animado a los vecinos a poner en conocimiento del Área de Disciplina Ambiental estos hechos.
“Nos hemos quejado a los agentes forestales muchas veces, quiénes nos han dicho que han abierto varios expedientes. También hemos llamado al Seprona y lo hemos comunicado a la Confederación Hidrográfica del Tajo porque han hecho tres pozos para extraer agua. Han cerrado algunos caminos públicos que así están reconocidos en el catastro. Y otros que no eran públicos, pero que eran utilizados por vecinos y otras personas durante décadas”, manifiesta un vecino de Valdetorres.
El Ayuntamiento defiende la plantación
Ante esta problemática, el Ayuntamiento de Valdetorres de Jarama emitió un comunicado “con el ánimo de aportar luz ante la información errónea que se está vertiendo por algunos sectores”, indicando que la empresa cuenta con las autorizaciones de la Confederación Hidrográfica del Tajo para realizar el vallado y con las de Vías Pecuarias.
“Dentro de la finca no existen caminos públicos. Las superficies de la finca no se encuentran protegidas ni bajo ningún régimen medioambiental especial. Todos los propietarios tienen derecho a vallar sus fincas, con las autorizaciones pertinentes. La entrada y salida de corzos se produce por la altura de la valla, que permite que estos puedan entrar y salir”, defienden desde el Consistorio.
Pacma afirma que los vecinos han tenido que llamar varias veces a la Guardia Civil para que abriese los accesos de la finca y los animales pudiesen pasar al ser el vallado demasiado alto y las aperturas “insuficientes”.