El escándalo de la sangre contaminada por VIH y hepatitis C en el Reino Unido se pudo evitar y se agravó por la ocultación de datos tanto del Gobierno como de la Sanidad Británica.
Es la principal conclusión del informe que se acaba de conocer en ese país. Unas 30.000 personas se infectaron en las décadas de los 70 y 80 del pasado siglo. 3.000 de ellas han muerto. El informe se ha elaborado durante cinco años. Las víctimas y sus familias piden justicia.
El primer ministro británico, Rishi Sunak, pidió este lunes en el Parlamento disculpas "de todo corazón" por la "terrible injusticia" cometida con los decenas de miles de afectados por el escándalo de las transfusiones con sangre contaminada.
"Hoy es un día de vergüenza para el Estado británico": Así comenzó Sunak su solemne intervención ante la Cámara de los Comunes (Baja) después de que la investigación dirigida por el exjuez Brian Langstaff difundiese hoy su informe final, "que muestra un fracaso moral de décadas en el centro de nuestra vida nacional".
"Desde el National Health Service (Sanidad pública) al funcionariado, a los ministros en sucesivos gobiernos, a todos los niveles la gente y las instituciones en quienes depositamos nuestra confianza fallaron de la forma más horrorosa y devastadora", añadió el jefe del Gobierno conservador.