La COP27 ha comenzado con la ausencia de grandes potencias como Rusia o China, éste último el país contaminante del planeta. Por eso hay muchas dudas sobre su eficacia. Los países desarrollados buscan dos objetivos: la reducción de los gases de efecto invernadero y un avance eficaz y rápido hacia las energías renovables.
Más de 120 jefes de Estado y representantes de 200 países están ya en Egipto. El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, les ha advertido de que estamos acelerando hacia un infierno climático. Para evitarlo, según la ONU, la emisión de gases invernadero debe ser al menos de un 55% antes de 2030,
Greta Thunberg no ha acudido a la cumbre, es una hipocresía, afirma, porque el escenario elegido es un paraíso artificial para turistas. ONGs climáticas critican también la COP27 porque en la agenda oficial no aparecen las compensaciones ni la financiación para la adaptación al cambio climático de los países más vulnerables, especialmente en África.