Tras el final de las restricciones en interiores, la mascarilla no acaba de irse. Hay incertidumbre, sobre todo, en las empresas.
Para retirarlas es necesario respetar una separación de metro y medio, difícil de mantener, en el espacio laboral. Muchos siguen llevándola por prudencia o porque les genera estrés salir sin ella.
Falta de confianza, inseguridad y temor a contagiarse son varios motivos que un día después de eliminarla en interiores nos empuja a seguir usando la mascarilla. El hecho de quitársela podría, incluso, apuntan en un estudio, generar estrés.
Y dudan aún de en qué lugares se la ponen o se la quitan. La Consejería de Sanidad publicará en breve la orden que las regulará en Madrid.
Las empresas de mascarillas
Durante lo peor de la pandemia, la carencia de mascarillas hizo que surgieran empresas españolas para atender la demanda y que ahora se replantean su futuro tras la eliminación de su uso generalizado.
Los fabricantes, además, piden al Gobierno que les conceda el status de "sector necesario" y defienda la marca España.