En un giro sorprendente hacia la innovación culinaria, Austria se prepara para introducir en sus supermercados una creación que genera dudas en entre los comensales españoles: el filete de salmón impreso en 3D. Este hito marca un paso importante en la evolución de la industria alimentaria, donde la tecnología se une a la gastronomía para ofrecer alternativas "sostenibles y deliciosas", explica la empresa creadora.
A simple vista, el filete impreso en 3D se asemeja al salmón tradicional: su textura, su apariencia y, lo que es más importante, su sabor se mantienen fieles al pescado de agua fría. Sin embargo, está hecho principalmente a base de proteína derivada de las setas, libre de productos de origen animal.
Tras mostrar un vídeo del filete de salmón 3D a varios madrileños, los entrevistados expresaron cierta reticencia al enterarse de que se había creado con una impresora 3D. Se preguntaron de dónde provenía su sabor.
David Bolaños, portavoz de ADSLZone, comenta que "es el primero de su tipo que estará disponible en los supermercados. Los creadores aseguran que no solo se parece al salmón tradicional, sino que también mantiene su distintivo sabor".
Sin embargo, es importante destacar que el precio de este filete impreso en 3D es de alrededor de 7 euros, más del doble del costo de un filete fresco de salmón. A pesar de esto, creen que su aceptación podría depender en gran medida de su apariencia y del valor que los consumidores otorguen a su sostenibilidad.
Los defensores de los alimentos impresos en 3D argumentan que esta tecnología permite calibrar con precisión la cantidad de azúcar, sal y grasas en los productos, lo que podría facilitar el control de la dieta y la gestión de la salud.