Alfredo Rodríguez, el dueño del famoso bar de Atocha 'El Brillante', ha fallecido este lunes, 30 de agosto, a los 67 años y tras 54 años regentando este local tan conocido por sus bocadillos de calamares.
Así lo ha confirmado la Academia Madrileña de Gastronomía a través de la red social Twitter, donde ha lamentado la pérdida de Rodríguez, "una de las personas que más han contribuido a la fama de uno de los bocados más populares en Madrid".
Alfredo Rodríguez heredó el establecimiento de su padre, que lo fundó en 1951 en Atocha, al lado del museo Reina Sofía.
Su bocadillo estrella: el de calamares
Rodríguez mantuvo el negocio familiar con el "el bocata de calamares más famoso de Madrid como plato estrella", y también continuó con otros platos típicos como los zarajos, callos, torreznos, o croquetas, además de los típicos desayunos de chocolate con churros o porras.
Amplió el negocio con tres establecimientos más en la región: Boadilla, Arroyomolinos y Getafe.
Rodríguez, que permaneció trabajando hasta el último momento en la barra junto con el resto de empleados, explicó muchas veces que el éxito de su establecimiento estaba en: "seguir fiel a los estándares de calidad y servicio que venimos ofreciendo desde el primer día".
Quienes le conocen bien, le describen como alguien trabajador "y muy generoso". Fue un empresario atípico que apostó por contratar a mayores de 50 años. Un hombre solidario que decidió repartir comida durante la pandemia, y que ha dejado con su ejemplo una huella imborrable.