Visto para sentencia el juicio contra el hombre que incendió la nave okupada en la que dormía un joven de 28 años. Ha habido muchas contradicciones entre las versiones de víctima y acusado. Según el escrito de la Fiscalía todo comenzó a raíz de una discusión por un perro.
Según ha expuesto el fiscal, en julio de 2020 Joaquín J.J., que vivía en una chabola cercana a la nave abandonada, discutió con el otro hombre porque un perro de éste había entrado en la parcela de su chabola, y acabó prendiendo fuego a la manta en la que se hallaba tumbado A.P.C., lo que provocó el incendio.
El acusado ha reconocido los hechos y ha mantenido que no quería hacer daño a nadie y que los cometió porque los okupas molestaban a su familia pues "se drogaban, emborrachaban y tiraban basura" en la nave.Además ha alegado que en el momento de los hechos se encontraba "borracho y drogado".
La Audiencia Provincial de Madrid ha celebrado este lunes el juicio a Joaquín J.J., para quien la Fiscalía ha mantenido su petición de 17 años de prisión como presunto autor de delitos asesinato en grado de tentativa e incendio.
Igualmente ha reclamado el pago de una indemnización de 300.000 euros a la víctima las lesiones y secuelas que le provocó, mientras que el abogado de la defensa ha pedido su absolución.
La víctima sufrió quemaduras en el 43% de su cuerpo que le causaron un perjuicio estético importante, un trastorno de estrés postraumático y limitación para extender el codo, según el fiscal.Por su parte, A.P.C. ha negado ser el dueño del perro y ha asegurado que este pertenecía a otro de los okupas que vivían en el edificio abandonado, pues él tan solo residía allí "ocasionalmente".
Ha recordado que tras el incidente fue atendido por los servicios del SAMUR, que estuvo varios meses ingresado en el hospital y que llegó a sufrir un coma inducido.