Javier Ardines, el concejal de Izquierda Unida del ayuntamiento de Llanes, murió asesinado en agosto del 2018. Fue asesinado a golpes en un camino vecinal. Un crimen que se realizó por encargo, y no por motivos políticos, sino por celos.
Las defensas de los cuatro acusados de asesinar al concejal de IU de Llanes rechazan su implicación y piden su absolución por falta de pruebas, según los escritos que han sido leídos ante el jurado popular al inicio del juicio que este martes ha comenzado en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial.
La defensa de Pedro N.A., acusado de ser el inductor del asesinato por celos tras descubrir que su mujer le engañaba con el concejal, pide su absolución al sostener que no tuvo intervención "directa ni indirecta" en la muerte violenta del edil porque "ni planeó ni concertó con terceras personas" la ejecución de un plan preconcebido para acabar con la vida de Ardines.
Su defensa mantiene que "personas desconocidas" mataron al edil cerca de su casa en la parroquia llanisca de Belmonte de Pría, donde, según su versión, solo se encontraron restos biológicos de la víctima y de una mujer con la que Ardines mantendría supuestamente una relación sentimental, apunta el escrito.
En dicho escrito ni siquiera se nombra a la esposa de Pedro N.A., Katia, prima de la mujer del edil asesinado, quien, según la Fiscalía y la acusación particular, está en el centro del móvil del crimen por haber mantenido presuntamente una relación extraconyugal con Ardines desde la adolescencia y que duró 30 años.
Crimen por celos y por encargo
16 de agosto de 2018. El cuerpo de Javier Ardines aparece muerto a golpes en un camino vecinal de Llanes. Ardines era concejal de Izquierda Unida en el ayuntamiento. La primera línea de investigación se centra en una posible represalia por sus actuaciones como concejal de playas del consistorio.
Pero los investigadores pronto descubren otro posible móvil. Un amigo cercano de Ardines, Pedro Nieva, casado con una prima de su mujer, había descubierto meses antes que el concejal mantenía relaciones con su esposa.
Los celos le habrían llevado a buscar un intermediario, Jesús Muguruza, y a contratar a través de él a dos sicarios argelinos, Djilali Benatia y Maamar Kelli. Cobrarían 25.000 euros cada uno, en varios pagos, para acabar con la vida del concejal.
Uno de los sicarios, que ya cumplía condena en Suiza por otros delitos, ha sido extraditado a España. Todos ellos niegan los hechos y se declaran inocentes. La Fiscalía pide para los cuatro, tanto para el inductor del asesinato, como para los dos sicarios y el intermediario, 25 años de cárcel.