La última sesión de control al Gobierno celebrada este martes en el Senado ha ofrecido un adelanto del que será el tono de la campaña electoral del 28A y de cuáles serán las estrategias de los partidos: frente a las apelaciones a la concordia y a la defensa de la ley de Pedro Sánchez, los ataques de un PP que le acusa de haber hecho daño a España.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha llegado a proclamar que "ojalá" se hubiera podido entender con el Partido Popular para "defender la integridad territorial del país y la soberanía nacional". Y es la defensa de la ley el argumento que ha usado para decirle al independentismo, en la respuesta a la pregunta de ERC, que su objetivo en Cataluña consiste en crear un espacio de convivencia alejado, por un lado, de la recentralización de la derecha, y por otro, del derecho a la autodeterminación que claman las formaciones independentistas catalanas.
Nuevamente se ha vivido en el Senado una sesión bronca y agitada, con el colofón de un PP gritando "adiós" (sus senadores moviendo la mano) a Sánchez cuando éste abandonaba el hemiciclo.
Ha sido la última comparecencia del presidente socialista ante una Cámara de mayoría "popular", pues el 5 de marzo se disolverán las Cortes y no se prevén más plenos debido al anticipo de la convocatoria electoral.
Sánchez ha aprovechado la ocasión para desplegar parte de su estrategia de campaña, como el despliegue normativo del Gobierno a través de una serie de decretos que incluso, en algunos casos, ha apoyado el PP como la lealtad a la Constitución, especialmente en la articulación de una política de diálogo con el Govern de Cataluña.
Ahora bien, la lectura que Sánchez hace de la Carta Magna no tiene nada que ver con la que propugna el PP. "Sí defendemos España -ha asegurado-, pero una España completamente diferente a la suya -la de los populares-". El portavoz del Partido Popular, Ignacio Cosidó, no se ha mostrado muy convencido de esa apuesta por la concordia. "Es difícil en ocho meses de Gobierno hacer más daño a España del que usted ha hecho", le ha increpado. Sus intervenciones frente al presidente se han caracterizado por el reproche y la censura casi sin descanso: desde su planteamiento en Cataluña hasta el libro sobre su vida que este martes se ha puesto en venta.
Antes del rifirrafe de Sánchez y Cosidó, el presidente ha contestado una pregunta de Unidos Podemos, al que ha agradecido su apoyo durante los últimos meses, a diferencia del "filibusterismo y obstruccionismo parlamentario" de PP y Cs.
La nueva portavoz de la formación "morada" y de sus confluencias en el Senado, Pilar Garrido, ha expresado algunas diferencias con la gestión del Gobierno, pero Sánchez las ha atribuido al nuevo clima electoral. Clima que el líder socialista espera que culmine con unas urnas y unas mayorías que "den la espalda a la crispación" de PP y Ciudadanos y miren de frente a las políticas sociales de las "fuerzas progresistas".
Las alusiones genéricas sobre la dirección política del Gobierno del PSOE han aterrizado en Cataluña gracias a la pregunta del portavoz de ERC, Joaquim Ayats. Sánchez ha defendido su gestión por cuanto no ha cejado en buscar "un espacio de convivencia", lo que en cambio no ha hecho el independentismo. Varios motivos han influido en ello: primero, "el pavor" de los independentistas de ERC a que sus "elementos más radicales" les terminen acusando de "traidores" si hubieran dado prioridad al diálogo; y segundo, el cálculo electoral que les conduce a perpetuar el "conflicto" catalán en vez de solucionarlo. Para el presidente del Gobierno, el contraste lo ha dado su Gobierno, ya que siempre quiso el diálogo con "valentía", pero "dentro de la legalidad".
En el Senado, por tanto, se ha podido intuir cuál será el tono de la próxima campaña electoral, e incluso de la campaña de los comicios europeos, autonómicos y municipales del 26 de mayo.
Mañana miércoles, en el Congreso, habrá otra sesión de control y todo apunta a que sucederá lo mismo.