Para evitar el contagio en la prisiones, se han cerrado las cárceles y solo pueden acceder los trabajadores acreditados, Se suspenden además la salidas de los reclusos. Una situación muy delicada que requiere protocolos estrictos y nuevos, por los que se cancelan las visitas personales y los vis a vis. La única comunicación posible es vía locutorio.
Por otra parte, cada prisión funciona a su manera. En algunas se han instalado geles de manos desinfectantes y en otras no.
Desde los sindicatos critican que sí se esté permitiendo por ahora el trabajo de talleres y cursos, con personal ajeno a la prisión, al que sólo se le controla la temperatura.
Los penados en tercer grado, residentes en los centros de inserción social continuarán con su régimen de semilibertad. Algo también conflictivo.
La situación más crítica se vive en la prisión de Aranjuez. Foco de origen de varios infectados de trabajadores y reclusos.