Las noticias de lo ocurrido en Madrid durante el levantamiento del 2 de mayo llegaron ese mismo día a caballo a Móstoles. Allí nació uno de los episodios más épicos de la historia madrileña: el Bando de los Alcaldes de Móstoles.
En la tarde del 2 de mayo se encontraron en la villa de Móstoles, una localidad muy diferente a la que conocemos en la actualidad, Juan Pérez Villamil y Esteban Fernández de León, dos políticos de alto cargo en la época. Fernández de León precisamente acababa de llegar de un Madrid que se encontraba en plena lucha contra los franceses.
Ambos se reunieron con los alcaldes de la localidad, Andrés Torrejón y Simón Hernández, y les persuadieron para que firmasen el bando escrito por Villamil. Conocido posteriormente como el Bando de los Alcaldes de Móstoles o el Bando de la Independencia, en él se informaba de lo sucedido en Madrid y se llamaba a la ayuda armada de la capital y la insurrección contra los franceses. El escrito decía así:
"Señores justicias de los pueblos a quienes se presentare este oficio, de mi el alcalde ordinario de la villa de Mostoles.
Es notorio que los franceses apostados en las cercanías de Madrid, y dentro de la Corte, han tomado la ofensa sobre este pueblo capital y las tropas españolas; por manera que en Madrid está corriendo a estas horas mucha sangre. Somos españoles y es necesario que muramos por el rey y por la patria, armándonos contra unos perfidos que, so color de amistad y alianza, nos quieren imponer un pesado yugo, después de haberse apoderado de la augusta persona del rey. Procedan vuestras mercedes, pues, a tomar las más activas providencias para escarmentar tal perfidia, acudiendo al socorro de Madrid y demás pueblos, y alistandonos, pues no hay fuerza que prevalezca contra quien es leal y valiente, como los españoles lo son.
Dios guarde a vuestras mercedes muchos años.
Mostoles, dos de mayo de mil ochocientos y ocho.
Andrés Torrejón
Simón Hernández"
Esta mecha que llamaba al levantamiento contra "el invasor francés" prendió rápidamente en otros lugares de España, que quisieron sumarse a la revuelta. Extremadura, por ejemplo, fue de las primeras zonas en armarse.