Madrid celebra con argullo cada año sus fiestas del 2 de mayo, día de la Comunidad de Madrid. Una festividad que rinde homenaje al carácter combativo de los madrileños, que aquel día de 1808 se armaron de valor para luchar contra los franceses y defender su libertad. Junto a Rocío Delgado recorremos la capital y la comunidad para descubrir cómo sucedieron los hechos que acabaron desembocando en la Guerra de Independencia.
La primera parada de este viaje nos conduce a Aranjuez, concretamente a la casa de Godoy. Y es que “sin Aranjuez no se puede entender el 2 de mayo”, nos explica Leticia Cuenca, guía oficial de turismo CAM. Aquí, entre el 17 y el 19 de marzo de 1808, tuvo lugar el Motín de Aranjuez, motivado para la política de Godoy, el secretario de Estado de Carlos IV.
Napoleón buscó conquistar Portugal atravesando con sus tropas la Península Ibérica. Es por eso que se había firmado el Tratado de Fontainebleau, por el que se permite entrar a unos 25.000 soldados franceses desde los Pirineos a Portugal. Sin embargo, Napoleón ya tenía en mente invadir España. Precisamente fue Godoy el que firmó este tratado, por lo que el pueblo le culpó de la invasión francesa y se levantó contra él en el mencionado Motín de Aranjuez.
En la Plaza de Oriente, frente al Palacio Real, comenzaron las revueltas del 2 de mayo. “Los franceses ya llevaban muchas semanas en la ciudad y el pueblo estaba cansado”, nos cuenta María Madrid, guía oficial de turismo CAM. Además, se rumoreaba que se iban a llevar a Bayona a los últimos miembros de la Familia Real. Una multitud se había reunido en este lugar al grito de “¡Que nos lo llevan!”. Murat, viendo el tumulto, mandó abrir fuego y los enfrentamientos se expandieron por todo Madrid.
La Puerta del Sol se convirtió en uno de los epicentros de los combates. Un lugar que vivió con crueldad la disparidad entre el ordenado y profesional ejército francés y el desorganizado y casi desarmado pueblo madrileño. Aquí tuvo lugar la escena que se representa en el cuadro de Goya La carga de los mamelucos.
EL actual barrio de Malasaña fue otro de los centros neurálgicos del 2 de mayo. Aquí estaba situado el cuartel de Monteleón y la casa en la que se supone que vivía Manuela Malasaña. Esta costurera de diecisiete años fue detenida por unos militares franceses, que la acusaron por llevar unas tijeras, y acabó fusilada.
El Parque de Artillería de Monteleón era el lugar donde se guardaban las armas de la ciudad. Aquí el pueblo sublevado fue ayudado por los militares españoles que no acataron la orden de mantenerse pasivos durante el levantamiento. Los capitanes de artillería Daoiz y Velarde fueron los dos héroes que dieron su vida defendiendo el lugar.
José Luis Sampedro, presidente de la Sociedad Filantrópica de Milicianos, visitamos el paseo del Pintor Rosales, en la montaña del Príncipe Pío. Supuestamente, aquí tuvieron lugar los fusilamientos que inmortalizó Goya.
El origen del 2 de mayo estuvo teñido de sangre. Las heridas tardan en curar, pero cuando lo hacen se convierten en cicatrices que, en este, luce con orgullo el pueblo de Madrid, que supo darle el carácter festivo que merece una fecha tan señalada como esta.