La principal vía de circunvalación de Madrid era muy diferente a como la conocemos ahora. Durante todo el Nudo oeste, la M-30 sigue el cauce del río Manzanares muy pegado a su orilla y a los edificios. Actualmente la conocemos soterrada, pero antes no permitía ninguna actividad en el entorno fluvial con toda la contaminación que eso suponía.
Y es que enterrar esta autovía en las orillas del Manzanares trajo consigo la recuperación de la biodiversidad de la zona. Esto se consiguió a través de la construcción del espacio conocido como Madrid Río y la recuperación de espacios verdes y de ocio.
Con una extensión de más de siete millones de metros cuadrados se construyeron más de 33 puentes para conectar ambos lados del río. En la construcción, finalizada en 2007, se usaron grandes losas para cubrir los carriles y se usaron dos de las tuneladoras más grandes del mundo para abrir camino.
Gracias a este proyecto, los madrileños se ahorran 120.000 kilómetros en desplazamientos diarios y se redujo la cifra en 80.000 coches en circulación cada día. Los trabajos de acondicionamiento del espacio Madrid Río se llevaron a cabo entre los años 2007 y 2011.
Todo este espacio está dedicado al ocio para disfrutar de la naturaleza. Cuenta con 30 kilómetros de sendas para andar y ciclistas, 17 áreas infantiles, tres plataformas para eventos y miradores. Por lo tanto, el soterramiento de la M-30 permitió construir un gran espacio verde para recuperar el esplendor del principal río de Madrid.