Paz Padilla tuvo que superar dos duelos simultáneos, el de su marido Antonio Vidal y el de su madre: “Sucede lo de mi madre en paralelo. No tenía capacidad para tanto dolor, me sentí tan mal que el duelo de Antonio solapó el de mi madre y no sabía por qué lloraba. A lo mejor no lloraba por mi madre sino por él. Pienso que tengo que salir adelante, la vida es muy bonita, no me voy a enterrar ni con mi madre ni con Antonio”.
Anne Igartiburu, quien la está entrevistando en Diez Momentos, le regala a Paz poder ver en las grandes pantallas un vídeo de su boda mientras bailaba frente a las cámaras y los invitados alrededor. Muy emocionada, se seca una lágrima.
Suena la canción ‘Te quiero my love’, una obra que se la cantó, según cuenta, hasta el último día: “Cuando ibamos a pasear, cuando entró en la iglesia y ahora la canto en el teatro. Durante dos semanas Paz cuenta que solo pensaba en la boda y se ponía a llorar: “Todos los que fueron nos dijeron que fue la boda y el entierro más bonito que han ido. Disfrutar del entierro era mi último viaje con él”.
Anne destaca el reencuentro de esta pareja después de varios años separada por ser conflictiva con el desarrollo profesional de Paz. “Dios me lo devuelve arreglado, valorando mi profesión, respetándome. Nunca le gustó la fama ni la popularidad, pero sufrió también por la mía, le utilizaron para hacerme daño a mí. Era el precio que tenía que pagar”.
Paz reconoce que lo intentó proteger y mantener al margen, y aunque él lo minimizara, sabía que por dentro estaba destrozado: “No quería que utilizaran nuestro dolor, era consciente de que le protegía”. “Me hubiera ido de muchos sitios antes, pero por cobardía…”, se sincera, sentenciando con un “cuando no te vas, el universo te echa”.