Varios farmacéuticos, han sido imputados en los últimos años por facturar medicamentos que no distribuyen la farmacia.
En lo que se conoce como la estafa del 'vaciado de tarjetas', clonaban las tarjetas de los usuarios y las utilizaban para realizar dispensas simuladas de medicamentos a cargo del Sistema de Salud nacional.
El producto no era entregado, sino que estos medicamentos eran apartados sin su cupón precinto para venderlos más tarde en el mercado negro sin receta.
Carolina Gil ha sido víctima de este vaciado de tu tarjeta sanitaria. Se dio cuenta tras una visita al gastroenterólogo. Este le recetó una serie de medicamentos, pero al ir a recogerlos a la farmacia le dijeron que no se los podían dispensar porque constaba en el sistema que ya los había retirado.
La farmacéutica le sacó el recibo de dispensas con los movimientos que había realizado con su tarjeta sanitaria. Además de la extracción de este último medicamento esa mañana, vio otro movimiento sospechoso.
Se dio cuenta de que el día anterior había acudido a una farmacia diferente para llevarse unos corticoides, pero "me salía que además de los corticoides me había llevado ibuprofeno y paracetamol".
Recordó que en ese momento le preguntaron si quería retirar esas dos recetas, que también tiene como crónicas, y ella dijo que no. "Yo no me di cuenta, pero en ese momento realmente se dispensaron tres medicamentos, pero yo solo me llevé uno".
A raíz de ese día todo lo que entra en su tarjeta sanitaria, no lo tiene, "voy a la farmacia y no me lo pueden dispensar" porque consta que "ya lo he sacado".
El Consejo General de Colegios Farmacéuticos, por su parte, subraya que colabora con las autoridades, pero insiste en que se trata de "prácticas aisladas", que en absoluto reflejan la actividad asistencial diaria de la red de 22.220 farmacias que existen en España.
En febrero del año pasado, la Guardia Civil detuvo a una farmacéutica en Alicante por un presunto fraude a la Seguridad Social mediante un método conocido como el "vaciado de tarjetas" sanitarias.
Las alarmas de las autoridades saltaron al detectar un consumo inusual en un tipo de medicamento llamado Rivotril, una benzodiazepina.
Era el último de una serie de casos similares que se habían dado en otros puntos de la geografía española en los últimos años como en Ceuta, en enero de ese mismo año, en Huelva, en febrero de 2021 o en El Campello, también Alicante, en 2016.