El fútbol tiene una cara amable, vistosa, la que cada día vemos en las portadas de los diarios, la de los jugadores de élite, chicos jóvenes, con salud, ídolos de masas, deportistas que cobran grandes contratos por su virtuosismo sobre el césped.
Sin embargo, hay otra cara menos conocida, la de tantos y tantos jugadores que no cumplen sus sueños, que se encuentran con trabas insuperables, que ven frustradas sus esperanzas. Y a veces ante esos reveses se vienen abajo.
Dos intentos de suicidio
Esta es la historia de Álvaro Peral. La cuenta en primera persona con indudable valentía. Álvaro siempre quiso ser portero, desde niño. Y lo logró. Llegó a hacer la pretemporada con el Atlético de Madrid a las órdenes del Cholo Simeone.
El futuro pintaba bien. Le aconsejaron no renovar para marcharse al fútbol inglés. Las cosas empezaron a torcerse. Y Álvaro, que denuncia que sufrió bullying cuando tenía 15 años, no supo contar lo que sentía y llegó a una situación límite.
Reconoce incluso dos intentos de suicidio. Afortunadamente tuvo el coraje para buscar ayuda, encontrarla y superarlo. Juega en el Almansa, en la Tercera RFEF, pero a sus 26 años su sueño sigue siendo llegar al fútbol profesional.