La Fundación Giner de los Ríos, heredera de la Institución Libre de Enseñanza supuso una verdadera revolución en la educación de finales del XIX y principios del XX. Alfonso XII obligó a que la educación se ajustara a los dogmas de la fe católica y de la monarquía, ¡no fuera a ser que alguien tuviera opinión propia! Un tal Francisco Giner de los Ríos, catedrático, defendió su libertad de cátedra. Así que lo encarcelaron y le echaron de la Universidad. Se veía venir...
Salió de la cárcel con un plan revolucionario: fundar su propio centro educativo privado laico. Quería formar a personas útiles para la sociedad, fomentando el pensamiento crítico. Quería despertar la curiosidad de los niños. Cuando acabó la Guerra Civil, se confiscaron todos los bienes de la Institución Libre de Enseñanza y desapareció durante unos añitos. Queremos creer que su espíritu sobrevive entre todos los profesores que ejercen su profesión con pasión.