Este pueblo se caracteriza por suscalles estrechas y empinadas, y por sus yacimientos arqueológicos. Aquí podemos visitar el Risco de las Cuevas, un monumento histórico artístico considerado la “Corrala del Neolítico”. Se trata de unas formaciones rocosas formadas hace millones de años. El hombre las modificó para crear cuevas artificiales, y ahora tienen un gran interés turístico porque recuerdan a una corrala prehistórica.
Además, en esta localidad siguen vivas algunas tradiciones que están a punto de extinguirse como el esparto, un material que se utiliza para fabricar cestos o alpargatas. El espartero es un oficio casi olvidado, pero que sigue prácticamente gracias a las personas mayores que vieron su auge y su caída tras la llegada del plástico.