Dejar nuestro asiento en el metro o en el autobús a una mujer embarazada o a una persona mayor parece un gesto muy habitual, pero a veces cuesta más de lo que parece.
En Está Pasando hemos hecho un experimento social para comprobar si los madrileños somos civilizados.
Entramos en el Metro de Madrid, nos acompaña una mujer embarazada, una señora mayor y un hombre con muletas para comprobar si somos capaces de cederles el asiento.
¿A quién ceden antes el asiento?
La señora tiene 84 años, ayudada por una muleta, entra en la línea 5 de Metro de Madrid. Rodeada de viajeros tiene que esperar a que la dejen entrar. Permanece de pie unos minutos hasta que un joven se levanta y le cede su asiento.
En otro vagón, la joven embarazada no corre la misma suerte. A pesar de estar en un estado avanzado de gestación tiene que permanecer todo el trayecto de pie.
Sin embargo, el que menos tiene que esperar es el joven con muletas, que tan solo unos minutos después de entrar en metro, ya consigue su sitio.