Hace más de 50.000 años nuestros antepasados descubrieron que la carne que se mantenía cerca de sus hogueras aguantaba más tiempo. Hoy en día sabemos que el humo no solo conserva los alimentos, sino que les da un color, un sabor y una textura únicos. En este programa hemos descubierto el ingrediente más místico: el arte de ahumar.
El ahumado, junto con el salazón, es uno de los métodos más antiguos que se conocen de conservación de alimentos. Todo empieza con un trozo de madera. Pedro, vecino de Bustarviejo, entre diferentes tipos de madera, utiliza roble americano, que es el que da a la carne los sabores más fuertes y las tonalidades más potentes.
El mismo Pedro ha construido su propio ahumador. Lo primero que hay que hacer es poner la carne en salmuera (mezcla de agua y sal), tras lo cual se seca y se mete al ahumador durante unas ocho horas.