La dismorfia del selfie se produce cuando una persona se mira al espejo y no se gusta por lo que decide sonreír con un filtro. Esto afecta a los jóvenes entre 20 y 40 años. Esto ocurre cuando deja de gustarnos lo que vemos en una foto "tradicional" y queremos ser más jóvenes y por eso usamos filtros.
¿Y qué solución se busca con esto? Acuden con esa fotografía editada a un centro de estética para pedir que les conviertan en esa persona: afinándose la nariz, poniéndose más labios o cambiándose los pómulos.
El origen de todo esto está en el uso compulsivo de los filtros en las redes sociales y los expertos lo advierten: hay que saber parar, porque de lo contrario se acaban obsesionando y se les va de las manos. Y no se libra nadie... ni los famosos.