Vivir junto a un narcopiso: drogas, violencia y robos
Un narcopiso está haciendo la vida imposible a unos vecinos de Carabanchel
Foto: Redacción |Vídeo: Telemadrid
Los vecinos de varias comunidades de la calle José Garrido, en el distrito madrileño de Carabanchel han pedido ayuda a La Comunidad para tratar de poner fin a un problema que les lleva persiguiendo desde hace casi diez años.
¿El problema? Estos madrileños tienen que convivir a diario con un narcopiso situado, por un lado, en el número 7 de su calle y, por otro, en la vía paralela, en Santiago Estévez número 8. Ambos bloques forman una misma narcomunidad que les hace la vida imposible a los vecinos de la zona.
Y no solo los vecinos son los que sufren el problema, también cientos de niños y de padres y madres del colegio contiguo al edificio en cuestión. “Algunas madres del colegio de al lado han sido atracadas y los niños ven a los yonquis pasar todo el rato”.
Los narcotraficantes campan a sus anchas en la zona
En el edificio existen tres perfiles de personas: los que vienen a consumir droga, los que se la proporcionan y los okupas, que también están preocupados por la presencia de los traficantes.
Problemas de salubridad, de violencia, de tráfico de drogas y de ruidos son algunas de las quejas de los vecinos. Al continuo entrar y salir de gente del edificio en busca de droga (desde las ocho de la mañana hasta altas horas de la madrugada) se unen los robos que han sufrido numerosas personas en la zona, una zona en la que la inseguridad está a la orden del día.
En busca de una solución han hablado con el concejal del distrito, con el defensor del menor, con el defensor del pueblo, han puesto denuncias a título personal, han recogido firmas... Pero el conflicto sigue en las mismas y dicen que ya no pueden seguir así.
Los vecinos ya no aguantan más
Walter y Soledad son dos de los vecinos afectados, que afirman que, para ellos, “activar la alarma de casa es algo tan frecuente como coger las llaves de casa”. También nos cuentan que una de las personas que salió del narcopiso cogió la tapa de una alcantarilla y rompió los cristales de su coche.
Blas y Beatriz, por ejemplo, son otros de los vecinos afectados. Ellos han “sufrido robos y agresiones por parte de miembros de la narcomunidad”. Hasta en tres ocasiones les han entrado a robar en casa y, en una de las veces, a Blas le causaron arañazos y moratones.
Y es que los vecinos de la zona, como María Ángeles, viven con miedo y no pueden dormir tranquilos. “No se puede vivir. Nos tiene agotados. Yo quiero vivir tranquila”.