El pueblo pesquero de Horcón está lleno de casas de colores, que pintaban los pescadores con la pintura sobrante tras pintar los barcos. Las playas, llenas de pelícanos, son conocidas por haber recibido a un importante movimiento hippie desde los años 60.
Observamos una profesión de lo más particular: los “caballos de mar”, que son los encargados de remolcar las barcas después de la pesca. Nos adentramos en el mercado donde venden el pescado más fresco de la ciudad y donde conocemos a un señor de 100 años, y es que Chile es el segundo país de América Latina con mayor esperanza de vida.
Entre las rocas y pelícanos, está el patrón del pueblo: San Pedro. Uno de los sitios más conocidos de Horcón es el Puente de los Deseos, que tiene una historia de lo más bonita.
Un soldado estadounidense en la Guerra de Vietnam pidió a su mujer que le esperara en estas playas y que colocara cintas amarillas por los árboles para saber si aún le seguía esperando. Desde entonces, el amor jurado ha llenado de cintas al puente.