El uso de tacones puede llegar a ser nocivo para el pie, la rodilla o la cadera. Los músculos de la pantorrilla se contraen y pueden acabar encogiéndose. Lo mismo pasa cuando la parte frontal del pie se mueve hacia abajo en relación con el talón y provoca una tensión en el tendón de Aquiles. La falta de estabilidad aumenta la posibilidad de sufrir una lesión en el tobillo.
Los problemas de tipo circulatorio son bastante frecuentes, ya que se dificulta la circulación de retorno, provocando la retención de la sangre en las extremidades inferiores. Por ello, a partir de cierta edad se aconseja no sobrepasar los 5 cm de altura. El primer síntoma es la inflamación local en la zona (piernas hinchadas), retención de líquidos, etc. Pero a la larga, puede ser el detonante de la aparición de varices.
Expertos y expertas aconsejan zapatillas deportivas con la parte trasera reforzada, ya sabes, ¡bájate de los tacones!