En Navidades, los niños dan muchas alegrías, pero también ponen en aprieto a muchos padres; a esos padres que trabajan. "¿Qué hacemos con los niños?" Complicado conciliar. Pues bien, hemos encontrado una de muchas soluciones: un campamento hípico.
Mientras los Reyes Magos vienen a caballo (o en camello en la versión tradicional), los peques se divierten montando y aprendiendo el cuidado de los equinos.
Para los más mayores, caballos. Para los más pequeños, ponis. Montar, a pesar de la niebla de este martes, es una experiencia estupenda. Pero también cepillar, limpiar y alimentar a las monturas. Y tras la mañana de actividades hípicas llega el momento de reponer fuerzas. Crepes para todos.