El perfil de los miembros de las bandas juveniles ha cambiado: cada vez son más jóvenes y más violentos. Estos grupos violentos siguen siendo una de las principales en materia de seguridad ciudadana.
Este año se han resuelto todos los delitos realizados con estos grupos violentos en nuestra región. La mayoría de los detenidos son menores de edad que terminan en centros de la Comunidad de Madrid.
Lejos queda ya la imagen que se asociaba a los jóvenes que se acercaban a estas bandas juveniles: ni son pobres ni tampoco inmigrantes. “Un número importante que pertenecen a familias de clase media alta”, explica el Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor, Diego López del Hierro.
Tampoco hay barrios libres de bandas porque las redes amplían su radio de acción. Juan Nebrada, director del centro de reforma 'El Laurel' explica que estos perfiles sociales “hacen que se vinculen de alguna manera".
Jonathan llegó a la banda desde el microtráfico de drogas , a partir de ese momento fue subiendo poco a poco, pasando pruebas distintas que, el joven recalca, cumplen sin dudar: “tú vas como un títere, que lo eres, de ellos. Y lo haces”. Esas misiones van intensificándose “ te dicen 'Tienes que darle un machetazo a esto' y tú vas, sacas tu machete y lo haces” concluye Jonathan.
África, en cambio, llegó de mano de un novio. Cuenta que “conoces al típico malote de película y te enamoras”. El mundo de las mujeres se resume en sexo y drogas. “No tienen mucho valor, en realidad, las mujeres en una banda” afirma la joven.
El universo de los varones gira en torno a la violencia. Nebreda afirma que “existían robos con violencia y ahora tenemos la sensación de que hay violencia con robos”. En centros como 'El Laurel' se busca su reinserción.
África lo tiene claro: “Solo te queda seguir para adelante, hasta que alguien te pare: ya sea en un centro, en un hospital o, en el peor de los casos, en el cementerio”.