Hay quien no espera a esta noche. Ya estaba de moda aprovechar la tarde para comer fuera y alargar esa comida con amigos o familiares, y ahora, con el toque de queda, hay más adeptos a ese llamado tardeo. Las autoridades, eso sí, insisten: precaución y prudencia.
La cava baja a la hora del aperitivo. Si no fuera por el frio, cualquiera diría que esto es Madrid, en agosto.
Esta nochevieja será recordada, también por la Navidad en la que uno podía encontrar sitio en la Latina.
Aún así, las ganas de brindar siguen intactas. Aunque los hosteleros, este jueves han levantado la persiana, sabiendo que no se hará mucha caja. Este año toca ser responsables.