La Inteligencia Artificial ha llegado a las aulas con intención de revolucionar el mundo de la enseñanza.
Este avance permite una personalización de la educación, pero también supone nuevos retos y riesgos para profesores y alumnos que juntos tienen que afrontar una nueva forma de enseñar y de aprender.
Algunos expertos aseguran que la inteligencia artificial es una nueva fuente de información que va a ayudar a mejorar el aprendizaje de los alumnos, aunque también supone un peligro si se utiliza como una mera herramienta capaz de hacer los trabajos en lugar del propio alumno.
Los profesores tendrán que adaptarse a la presencia de esta nueva tecnología y deben hacerlo a un ritmo, a poder ser, más veloz que el de los propios estudiantes.
A partir de ahora su labor como transmisores de conocimiento se verá reforzada al tener el alumno una nueva fuente de información al alcance de su mano.
La clave está ahora en enseñar a los nuevos alumnos, que ya son "nativos digitales", a utilizar esta herramienta de una manera adecuada.
La Inteligencia Artificial entra en las aulas con el fin de convertirse en un aliado del docente, que puede ayudarles a ganar tiempo para dar una atención más personalizada a cada uno de los estudiantes.
La educación debe basarse ahora más que nunca en fomentar el pensamiento y crear el espíritu crítico.