Las cifras de suicidio en adolescentes se han triplicado en los últimos tres años, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). En los últimos años hemos pasado de 7 a 22 suicidios diarios. El suicidio se trata de un problema de salud pública creciente, siendo la primera causa de muerte no natural en España y la primera causa de muerte en jóvenes.
La pandemia de COVID-19 ha sido un factor determinante en el aumento de las cifras de suicidio en adolescentes. El aislamiento social, la incertidumbre, el miedo y la falta de actividades recreativas y sociales han afectado la salud mental de muchos jóvenes. Además, la educación en línea y la falta de contacto directo con los profesores y compañeros también ha generado estrés y ansiedad en los jóvenes.
Por otra parte, la presión social, la competencia y las altas expectativas que existen en la sociedad actual también pueden ser factores que influyen en la salud mental de los adolescentes. Las redes sociales, por ejemplo, pueden aumentar la presión que sienten los jóvenes para cumplir con ciertos estándares de belleza, popularidad y éxito.
Es importante destacar que el suicidio es un problema complejo y multifactorial que no tiene una única solución. Sin embargo, es esencial que se tomen medidas para prevenir el suicidio entre los jóvenes. Al ser más impulsivos los menores, es fundamental no subestimar el riesgo, no minimizarlo y no confiar en que el tiempo lo cure todo.
Además, es crucial que se promueva el acceso a servicios de atención médica y psicológica de calidad y asequibles, y que se destine más recursos a la prevención del suicidio y la educación sobre la salud mental en las escuelas y en la sociedad en general.