España ha rechazado la propuesta de la Unión Europea, que este miércoles presentó su plan de contingencia en materia energética ante la amenaza de un corte de gas ruso, de reducir el consumo en un 15% hasta la primavera de 2023.
La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, defiende que la medida "no es ni la más eficaz ni la más justa" y ha insistido en que los españoles no van sufrir cortes de gas ni luz "pase lo que pase".
Los expertos muestran opiniones dispares en cuanto a la postura española, que algunos tildan de "brusca", pero sí coinciden en el argumento de fondo. Algunos respaldan la negativa española porque afirman que la recomendación europea solo mira hacia Alemania, como el director de la GESE, Diego Mateos.
"España debe oponerse claramente a las intenciones de la Comisión Europea ya que solo se busca salvaguardar la economía alemana", afirma Mateos, que insiste en que nuestro país "ha trabajado mucho" para tener diversificadas las fuentes de energía.
También está sobre la mesa la crisis desatada con Argelia, principal proveedor de gas para España. Begoña Casas, experta en energía de la Universidad Europea, defiende que recomponer las relaciones con Argel es una de las principales tareas pendientes en interés energético.
Pero todos coinciden en que la reducción del consumo de gas crearía "nerviosismo" en los mercados y se viviría un aumento generalizado de los precios.
¿Pueden plantear España y Portugal una excepción ibérica?
Portugal ha adoptado la misma postura que España y eso hacer pensar que ambos países buscan otra "excepción ibérica" al respecto.
No hay unanimidad de opiniones en cuanto a si ambos países pueden plantear tal excepción.
Mientras que el director de la GESE asegura que España debería exigirla porque la Unión "nos ha perjudicado durante años", Begoña Casas considera que el resto de países del club no aceptarían la demanda ibérica.