Trabajar, pero hacerlo en exceso, es malo para la salud. Lo dice la OMS. Jornadas de 55 horas a la semana, es decir unas 11 horas de lunes a viernes, aumenta el riesgo de sufrir un infarto.
Los largos horarios son ya la causa de un tercio de los problemas de salud relacionados con el trabajo. Al cansancio físico se suma el psíquico, el estrés y tiene como resultado en ocasiones la incapacidad laboral transitoria e incluso la permanente.
Al riesgo derivado de la edad, la condición física, enfermedades como la diabetes o hábitos poco saludables, se suma el trabajo. Los horarios prolongados se han convertido en causa del incremento de accidentes vasculares.
Y es que trabajar más horas no supone rendir más y sí una mayor propensión a sufrir algún tipo de dolencia relacionado con la actividad, los desplazamientos laborales o el entorno laboral.