Investigadores del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras ha descubierto que las personas extremadamente similares, pero sin relación de parentesco, comparten características genéticas en los genes encargados de la formación de los rasgos faciales, ha informado en un comunicado.
"Por azar, se acaban produciendo genomas similares porque hay tanta gente en el mundo que se va repitiendo el ADN", ha indicado Manel Esteller, director del Instituto Josep Carrera.
Esteller ha considerado que este estudio puede abrir nuevas líneas de investigación en el futuro en varios campos y ha destacado que, por un lado, "proporciona las bases para que a partir del análisis de la imagen y la forma de la cara se pueden diagnosticar enfermedades genéticas" y, por otro, permitiría a los forenses reconstruir la cara de una persona desconocida a partir únicamente de una muestra de ADN.
Según se detalla en el artículo, las personas con parecidos fueron sujetas a programas de reconocimiento facial que permitieron descubrir parejas de individuos que eran casi indistinguibles entre sí, y después se analizó su secuencia de ADN, su perfil epigenético y su composición de microbios.
Los resultados permitieron descubrir que los dobles humanos comparten variaciones similares de su ADN, particularmente en relación con los genes involucrados en la formación de la boca, la nariz, los ojos, la barbilla y la frente.
"Fue curioso comprobar que el parecido de estas parejas de dobles no solo se ceñía a los rasgos faciales, sino que, además de afectar otras propiedades físicas como altura y peso, también se extendía a ciertos rasgos del carácter y el comportamiento", ha dicho Esteller.
Dado que la población humana es de 7.900 millones y está mucho más interconectada, cada vez es más probable que se produzcan y se conozcan estas repeticiones. “Con la irrupción de internet y las redes sociales, compartiendo millones de fotos, encontrar a un doble cada vez es más fácil. Existen incluso webs que se dedican a ello.”, ha señalado Esteller.