Aún no ha abierto, pero la piscina de Moscardó, en Usera, tiene ya unos bañistas muy particulares. Se trata de una familia de patos que ha anidado esta primavera en sus praderas como en años anteriores. Pronto serán llevados al río Manzanares para que puedan estar en su hábitat natural.
Nos cuentan los vecinos que se trata de una pata con ocho patitos que todavía no pueden volar. Dicen que si no los sacan de allí, se pueden morir ahogados porque no pueden aguantar todo un día en la piscina. Por eso les ponen tablones para ayudarles a salir del agua.
Anselmo cree que es la misma pata que acude allí desde hace varios años. Lo hace en abril acompañada del macho, anida en unos arbustos cercanos y cuando los patitos salen del cascarón normalmente el macho se va.
Nacieron el 20 de abril. Dice que desde abril a finales de junio para ellos la piscina es como su lago o su charca particular, porque el agua está sin tratar y no se ensucia demasiado.
Además, varias compañeras del centro se encargan de alimentarlos ya que compran pienso especial para los patos y que puedan desarrollarse.
Este año la camada era de 13, pero una tormenta que hubo en mayo con granizo mató a cinco y ahora solo quedan 8.