La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, ha defendido que el acuerdo para la salida de la Unión Europea que ha puesto sobre la mesa es "el correcto" y ha dejado claro que no dará un paso atrás pese a las críticas y las dimisiones. "Voy a dirigir este proceso, no pienso dimitir", ha advertido.
May, que el miércoles recibió el visto bueno de su Gobierno al plan del Brexit, ha comparecido ante los medios al término de una jornada en la que ha sufrido la dimisión de varios miembros de su gabinete, entre ellos el ministro para la salida de la Unión Europea, Dominic Raab.
La 'premier' británica ha dejado claro que no promoverá la convocatoria de elecciones anticipadas ni abandonará el cargo, a pesar de que varios diputados 'tories' han comenzado a promover una votación de confianza que puede dar al traste con su liderazgo. "Los grandes jugadores tienen que seguir jugando el partido hasta el final", ha esgrimido.
Bajo esta premisa, May ha defendido que "el liderazgo consiste en tomar las decisiones correctas, no las fáciles" y ha evitado cualquier concesión a las voces críticas, más allá de reconocer que no ha sido un proceso fácil. En este sentido, ha dicho "no juzgar" a quienes, en aras también del interés nacional, han llegado a una "conclusión diferente" sobre el camino a seguir.
La primera ministra ha sostenido que el texto presentado cumple el "mandato" dictado por los británicos en el referéndum de junio de 2016 y que pasa por sacar a Reino Unido de la Unión Europea para que pueda tener "control" sobre su dinero, sus leyes, sus fronteras y romper con la jurisdicción europea y políticas comunes como la agraria o la pesquera.
May ha defendido que hay "cientos de miles" de empleos en juego y ha reclamado "unidad" en el seno del gabinete, ya que la ausencia de un acuerdo firme aboca a Reino Unido a la "incertidumbre". "No sabemos qué consecuencias nos esperan", ha alertado la líder conservadora, que ha descartado de nuevo la posibilidad de una segunda consulta.
LA "INTEGRIDAD" BRITANICA
May ha explicado en su comparecencia pública que el acuerdo protege la "integridad" de Reino Unido, si bien precisamente la supuesta ruptura de esta integridad ha sido una de las críticas que más se han escuchado en las últimas horas de boca de los ministros y secretarios de Estado dimisionario.
Como telón de fondo de esta polémica está el plan de emergencia o 'backstop' establecido para la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte, algo con lo que May ha reconocido que algunos dirigentes pueden sentirse "incómodos". Sin embargo, al mismo tiempo también ha intentado hacer ver que no cabe otra opción que esta salvaguarda y que cualquier otro enfoque también tendría que incluirla.
La primera ministra de Reino Unido ha negado que el pueblo británico se pueda sentir engañado si compara el resultado actual con las promesas previas al referéndum y ha asegurado que, ya entonces, se asumió que negociar el Brexit y la futura relación con el bloque comunitario no sería una tarea sencilla, sino "muy compleja".
Sobre el nombramiento del sustituto de Raab como principal negociador de Londres con Bruselas, May ha señalado que suplirá todos los cargos vacantes "en su debido momento".
La 'premier' no ha confirmado ni desmentido que el nuevo ministro para el Brexit sea Michael Gove, de quien ha alabado su trabajo "excepcional" después de que varios medios asegurase que aceptaría el cargo si tiene potestad para renegociar el acuerdo.