EE.UU. descartó este martes que la colisión de un caza ruso con un dron estadounidense sobre aguas del mar Negro, que le obligó a derribar su propia aeronave no tripulada, pueda considerarse un accidente por parte de las fuerzas rusas.
"Teniendo en cuenta las acciones de los pilotos rusos, está claro que (la maniobra) fue insegura y poco profesional. Creo que los hechos hablan por sí solos", indicó en conferencia de prensa el portavoz del Pentágono, el general de brigada Pat Ryder.
El suceso tuvo lugar hacia las 07.03 de la mañana hora local (06.03 GMT). El mando europeo de Estados Unidos precisó que el caza ruso, un Su-27, golpeó la hélice de su MQ-9. Varias veces antes de esa colisión, los aviones rusos había arrojado combustible y volado frente al dron "de forma imprudente".
El daño provocado por el golpe hizo que tomaran la decisión de tirarlo. Con el choque, según avanzó Ryder sin entrar en detalles, Estados Unidos calcula que el caza ruso también resultó dañado.
El portavoz del Pentágono precisó que los dos cazas involucrados en este incidente volaron cerca del MQ-9 entre media hora y 40 minutos e insistió en que aunque este tipo de interceptaciones son habituales, lo que no es normal fue el comportamiento de los pilotos rusos.
El MQ-9 puede ir armado, pero no se ha facilitado qué tipo de misión estaba efectuando.