Ahora que no podemos estar a menos de un metro y medio, los echamos de menos. Están los que aprietan, los que acarician con suavidad, los que nos recuerdan que hemos regresado a casa.
Hablamos de los abrazos, y lo que que suenan son los "abrazos rotos" que compuso Alberto Iglesias.
Y es que saludarse con la cabeza puede ser ahora apropiado pero muchos sienten carencias en tiempos de necesidades afectivas. Hay que congelar los abrazos verdaderos.
Somos latinos y mediterráneos y abrazamos a los que se van y los que regresan.
Deseando ese instante mágico
Abrazamos cuando tenemos algo que celebrar y cuando sabemos que la suerte ha cambiado. Hay abrazos que curan las penas.
Y otros que nos consuelan y nos unen en un instante mágico. Abrazos humildes y abrazos clandestinos de creer en lo que importa, cueste lo que cueste.
Los congelaremos pero muy pronto los vamos a empezar a repartir.