A estas alturas de otoño, pocos niños se salvan de no haber tenido ya un resfriado o una gastroenteritis. Este año los profesionales han detectado que las infecciones se han adelantado. Uno de los motivos: la deuda inmunitaria que nos ha dejado la Covid. El invierno pasado, con la mascarillas y con el distanciamiento social, dejamos de entrenar nuestro sistema inmunológico.
Así, si en 2020, a poco de empezar el invierno, se registraron 23 brotes de gastroenteritis, con 102 casos, un año después, los casos se multiplican por 10. Ya son 59 los brotes y los afectados superan el millar.
Una situación similar a lo que pasa con la 'enfermedad de mano, pie y boca'. Si en 2020, hubo dos brotes hubo con 54 pacientes, este curso ya son 10 los brotes con 82 niños afectados. Las principales diferencias entre ambos años han sido las restricciones de movilidad y el uso más restrictivo de la mascarilla.
Los contagiadores suelen ser los niños, y los de más riesgo, las personas mayores, por tener peor respuesta inmunológica. No hay una pócima mágica, pero sí remedios que ayudan a protegernos. Por ello, los médicos aconsejan seguir con las normas anticovid para mantener a todos los virus a raya