Los vecinos y comerciantes de Malasaña denuncian que “quieren echarnos del barrio”, al no renovarles los contratos o duplicarse los precios debido a que, numerosos fondos de inversión están comprando bloques enteros para alquileres turísticos.
La inflación está acabando con los vecinos que se ven a sí mismos como ciudadanos en vías de extinción. Al final, los bloques de viviendas están por convertirse en escaparates que se venden o se alquilan.
La burbuja turística y la inmobiliaria van de la mano, y las nociones ‘gentificación’ y ‘turistificación’ están en auge y explican el fenómeno que se está produciendo: la expulsión de los inquilinos tradicionales.
Desahucios como norma general
Este es el caso de muchos vecinos que en los últimos tiempos han recibido órdenes de desahucios, y no es ninguna excepción, sino que es lo general. Por ejemplo, en el edificio entero de Manuela Malasaña los nuevos propietarios están expulsando a los vecinos.
Fondos de inversión y multinacionales copan poco a poco la vida del barrio. Malasaña está de moda. Malasaña, dicen sus vecinos, está muriendo de éxito.