Las carreteras que llevan hasta las piscinas naturales de Cercedilla se convierten en una problemática, porque, ante el calor que estamos soportando, los madrileños acudimos en masa, atascando por completo todas las vías de acceso.
Es algo que sucede cada fin de semana de julio y agosto desde hace años, y es que solo existen 200 plazas de aparcamiento en la zona, por lo que solo los más madrugadores consiguen un sitio, y los demás se ven obligados a dar la vuelta.
A las 10.30 horas de la mañana ya prácticamente no quedan plazas, y el aforo de 2.500 personas que admite este paraíso natural está, también, casi completado.
Los motivos para acudir son sencillos: 6 grados de temperatura menos que en Madrid, un espectacular paisaje para los bañistas y más de 30 hectáreas para disfrutar de la naturaleza y el agua.
Se recomienda, para evitar estos atascos, aparcar en Cercedilla, y acudir al recinto en la lanzadera que han habilitado en el municipio.