Perros de protección para que las víctimas de violencia de género vuelvan a vivir
El objetivo principal del Proyecto Pepo es que estas personas sean autónomas y vuelvan a la vida que tenían
Foto: Redacción |Vídeo: Telemadrid
“Muchos creen en el cielo. Otros, por el contrario, dudan de su existencia. Sin embargo, a estas mujeres no les cabe duda de que el infierno es real”.
Así ha presentado Florentino Fernández a Isabel, Gemma y Beatriz, tres mujeres que han sido víctimas de violencia de género y que han logrado renacer gracias a la iniciativa de una persona muy especial.
¿Quién es esta persona que ha logrado ayudar tanto a Isabel, Gemma y Beatriz? Todo se lo deben a Ángel, el protagonista de esta historia que Vidas de cine ha grabado en el madrileño municipio de Moralzarzal.
Ángel Mariscal es adiestrador profesional y es el fundador del Proyecto Pepo, un proyecto que pretende ayudar a víctimas de violencia de género a volver a confiar en la sociedad, a volver a salir a la calle, a volver a relacionarse y, en definitiva, a recuperar aquello que han perdido.
“Tras una exhibición de perros de seguridad que organizamos, la gente estaba contenta y aplaudiendo. Pero vi que había una mujer fuera llorando. Me acerqué a ella y me dijo que le había sorprendido y le había gustado mucho el trabajo que habían hecho los perros y que ella necesitaba que le ayudase a entrenar a un perro para poder repeler las continuas agresiones que estaba sufriendo por parte de su expareja”.
Este fue precisamente el momento en el que nació el Proyecto Pepo, momento en el que Ángel decidió que quería emplear su pasión y su conocimiento sobre los perros para ayudar a los demás.
A través de esta iniciativa que ha impulsado, dona perros de protección a víctimas de violencia de género y forma a las usuarias para que tengan la oportunidad de recuperar esa confianza que un día tuvieron.
El objetivo principal del proyecto es que estas personas sean autónomas, que vuelvan a la vida, a trabajar y a ser personas libres, tal y como eran antes de sufrir la violencia de género.
Lo más significativo es que estos perros no solo actúan como protectores, sino que también hacen florecer otras virtudes colaterales, como el volver a relacionarse y salir a la calle. “Mujeres que llevaban cuatro años sin salir, vuelven a la calle en cuanto tienen al perro”, explica Ángel.
Y los resultados no pueden ser más satisfactorios:
“Ángel te da seguridad, te da compañerismo, te da familiaridad. Que la vida existe y que es maravillosa. Y Ángel lo que te ofrece es eso”, nos cuenta Gemma.
“Ghost (el nombre del perro) es un pedacito de cielo. Si yo, por lo que sea, vislumbro de nuevo el infierno, él está ahí para sacarme y recordarme que no he muerto. Aunque la sensación era de haber muerto en vida, no estoy muerta y tengo una segunda oportunidad que me ha dado Ángel y el proyecto”, dice Beatriz.
“Volver a nacer, saber lo que es la felicidad, volver a reír, volver a estar viva, volver a saber qué es salir por la noche, volver a tener gente a mi alrededor”, se emociona Isabel.