Julio García Mera fue jugador de fútbol sala y desde que colgó la botas está inmerso en diversos proyectos, uno de ellos le ha llevado a conocer al padre Alberto.
Hagamos sonreír es una asociación que actúa en Lago Verde (Brasil), que busca la integración familiar, y promueve el desarrollo y el cambio social en lugares donde la ayuda es necesaria. Entre otras cosas, mediante el deporte: “que por el deporte, que lo llevan en la sangre, tengan una disciplina, adquieran unos valores, que aprendan, y gasten su tiempo en cosas buenas”.
Busca y promueve el desarrollo social
Alberto Iñigo Ruano es un sacerdote y misionero que ha creado la asociación Hagamos sonreír. Una asociación que busca y promueve el desarrollo social en lugares donde la ayuda es necesaria. Ha creado una escuela y tiene en marcha otra deportiva. Fiel seguidor del Atlético de Madrid, lleva el escudo en el alzacuellos y sigue el deporte desde Brasil, también esos en los que sale Petón, un hombre de fútbol que no oculta la fe.
El exfutbolista quiso agradecer al padre Alberto lo que está haciendo en Brasil, y también Kiko Narváez, ex jugador del Atlético de Madrid y una persona admirada por este misionero, uno cuyo objetivo es hacer que estos niños “tengan un futuro, que disfruten de la vida. Que la gente que esté a mi alrededor, en Lago Verde tengan un futuro y sonrían, que no hay nada más bonito que ver cómo la gente sonríe”.