En los alrededores del Puente del Rey se produjo un hecho muy peliculero. El "prota" es Beltrán de la Cueva, gran soldado y noble al servicio de Enrique IV, quien tuvo una hija, Juana, su legítima sucesora, que ha pasado a la historia como "La Beltraneja". Las malas lenguas y la propaganda política decían que era hija nuestro Beltrán de la Cueva. ¿Quién sabe?
A Madrid vino una embajada de Bretaña para hablar con Enrique IV. Se organizaron los clásicos festejos: ponerse ciego a comer jabalíes del Pardo, bailar al son de las chirimías y hacer torneos de lucha. Uno de estos duelos se llamaba Paso Honroso y consistía en impedir el paso por un puente a un guerrero rival. ¡Beltrán ganó todos los torneos! El rey, para conmemorar su victoria, levantó en el lugar un convento jerónimo llamado Santa María del Paso. Un respeto a don Beltrán de la Cueva, uno de los primeros "puerta" que se recuerdan...