La ermita de la Virgen del Puerto fue encargada en tiempos de Felipe V por el Marqués de Vadillo. Lo de "Vadillo" viene al pelo, porque es una ermita en la ribera del río. Y es que Madrid estuvo a puntito de tener puerto de mar, o al menos un acceso directo al Atlántico por vía fluvial.
El oro de América llegaba a la península via puertos como La Coruña o Cádiz. Y había que transportarlo hasta Madrid a lomo de mulas. Imaginad si el oro de América llegara a Lisboa y se llevara por el Tajo hasta su afluente Manzanares y derechito a Madrid. ¡Posiblemente la historia del país hubiera cambiado! Nunca lo sabremos, pero es bonito imaginarlo.
No pudo ser. Justo cuando se estaba planteando la idea llegó el desastre de la Gran Armada frente a los ingleses. Aiiins, qué cerquita estuvimos de la gloria. Un puerto de mar... bueno. Tal vez nos hubiéramos conformado con una playita, ¿verdad?