Las obras de Madrid Río, dieron mucho que hablar. ¡Los madrileños estaban hartos! El final de las obras parecía no llegar nunca. Por fin, tras cinco años de trabajo, se inauguró la gran y faraónica obra que soterraría la M-30.
La orilla del Manzanares se convirtió en un larguísimo paseo ajardinado. Pero no os penséis que tanto esfuerzo solo sirvió para que ciclistas, patinadores y demás deportistas tuvieran un lugar en el que practicar deporte. ¡El diseño llegó a ganar un premio en la Universidad de Harvard! No os imaginábais que “Harvard“ y “Manzanares“ estuvieran en la misma frase, ¿verdad?
El humilde pero entrañable río Manzanares no siempre se ha llamado así. Antiguamente se llamaba Río Guadarrama. ¿Y por qué? El Duque del Infantado tenía tanto poder que le cambió el nombre. ¡Con un par! Lo llamó igual que su Señorío: el Real de Manzanares. Bueno, pensándolo podría ser mucho peor. ¡Aceptamos Manzanares como nombre de río!