¿Por qué no debemos guardar las patatas en el frigorífico ni ponerlas al sol?
La nutricionista Beatriz Robles nos da un par de trucos sobre seguridad alimentaria
Foto: Redacción |Vídeo: Telemadrid
Las patatas son uno de los productos más populares porque, con ellas, se pueden preparar infinidad de recetas deliciosas. De hecho, los madrileños comen una media de 30 kg de patatas al año, el 40 % de los vegetales que comieron.
Nuestra nutricionista Beatriz Robles nos cuenta todos los secretos sobre las patatas.
Aunque botánicamente es un vegetal, la patata no entra dentro de esas cinco raciones diarias de verduras y frutas que hay que comer. “Tienen mucho almidón, por lo que se parecen más al arroz o a la pasta, por ejemplo, que a otras verduras”, nos explica Beatriz.
La patata nueva tiene menos almidón y tiene más agua. Por el contrario, la patata vieja (aquella que se recolectó el año pasado y se dejó en la tierra) tiene más almidón, lo que daría una textura más contundente al caldo que estemos preparando. Un truco muy útil para que las patatas liberen más almidón es cortarlas “rompiéndolas”.
¿Cómo comemos normalmente las patatas? Fritas es una de las maneras más comunes de comerlas, aunque nutricionalmente no es la más adecuada.
Además, Beatriz también nos ha dado un par de trucos sobre seguridad alimentaria.
Las patatas no se deben guardar nunca en el frigorífico. “Si se guardan en el frigorífico e en un lugar que tenga una temperatura fría, como una despensa, el almidón se empieza a convertir en azúcar”, nos cuenta la nutricionista.
Y si las freímos o las cocinamos a alta temperatura, esos azúcares facilitan que se formen algunos compuestos tóxicos.
Es por eso que las patatas se tienen que reservar en un espacio seco a temperatura ambiente. Tampoco deben ponerse al sol, ya que así se forma “un compuesto llamado solanina que le da un amargor a las patatas que puede ser tóxico: dolor de estómago, un poco de mareo”. Para evitarlo es tan sencillo como no exponerlas al sol.