Fueron siempre las grandes aliadas de Popeye para salvar a su amada Oilivia de las garras de Brutus. Pero sabemos que no hace falta ser un valiente marinero para conseguirla. Y es que, hoy en día, las espinacas se cultivan en lugares tan próximos como el madrileño barrio de Chamartín.
Y es que, en pleno Chamartín, hay un huerto urbano en el que los vecinos se encargan de cultivar verduras y hortalizas. Un huerto que ha visitado nuestro compañero José Araque.
“Aquí vienen, casi todos los días de la semana, niños de diversas escuelas a cultivar un trocito de terreno”, nos cuenta Eduardo, uno de los vecinos que trabaja en el huerto.
Entre los alimentos que plantan podemos encontrar cinco tipos diferentes de calabaza, cuatro tipos de calabacines y, hasta hace tan solo dos años, ¡52 variedades de tomates!
“Somos unos treinta o treinta y cinco vecinos”, explica Eduardo. “No se trata simplemente de venir a cosechar, si no a estar con otros vecinos” y así poder intercambiar experiencias y fortalecer los vínculos de la comunidad.
En el huerto disponen de un punto de compostaje donde convierten todos los restos verdes que han sobrado de la cosecha en sustrato alimento para las plantas.
Y no solo para la tierra, sino que también utilizan el compost para la cocina: “Utilizamos una técnica que los franceses llaman sous vide y que quiere decir cocina a baja temperatura y al vacío”.
Este compost está formado por los residuos orgánicos que traen los vecinos de casa y los restos de poda que se sacan del propio huerto.