Amparo, de 87 años, sufrió una caída doméstica durante el confinamiento que le provocó una rotura en la cadera y a dos operaciones. Tras más de un mes en el hospital le dieron el alta en mayo.
El 20 de junio salió a dar una vuelta por el parque El Calero, situado en el Barrio de la Concepción y su silla de ruedas se quedó atrapada en una de las alcantarillas del parque. Al quedar atrapadas las dos ruedas delanteras cayó hacia delante y dio con las rodillas en el suelo provocándole una rotura en el fémur en la pierna derecha.
Carlos, su hijo, ha decidido pegar carteles en el barrio porque, fruto de la caída, Amparo ha tenido que ser operada del fémur y de una luxación de cadera que aún tenía pendiente del accidente doméstico. Amparo, casi dos meses después de este accidente sigue ingresada en el Hospital Ramón y Cajal.
Esta iniciativa de Carlos de buscar testigos de la caída es pedida desde las asociaciones que luchan contra las barreras que hay en la calle para gente en sillas de ruedas. Pero, sin testigos presenciales de esta caída no puede tramitarse la queja. Al igual que el Ayuntamiento de la zona.